Altimetrías

Puerto de las Abejas por río Grande, «malditas sean las moscas de tu tierra»

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Estado del firme:****

Dureza:**

Volumen de tráfico:**

Consejos y sugerencias: siempre es recomendable hacer este puerto en ruta, bien acompañado de los vecinos puerto del Viento o puerto del Aire (El Burgo), bien acompañado del no mucho más lejano puerto Martínez (Casarabonela).

Poco después de salir de Yunquera, magníficas vistas sobre la zona alta del pueblo y todas las sierras aledañas, incluidas las de Mijas y Alpujata.

Parece claramente que el nombre del puerto, las Abejas, puede tener relación con el desarrollo de la apicultura en la zona, pero la presencia de las abejas en la zona desde hace siglos ha dejado huella en la historia local. Así pues, para los más románticos, reflejaremos, a continuación, una leyenda local de Alozaina que Luis del Mármol Carvajal narraba a finales del siglo XVI de esta guisa:

Aquí me ocurre por buen ejemplo decir el valor de una doncella llamada María Sagredo, la cual viendo caído a Martín Domínguez, su padre, de un escopetazo que le había dado un moro, llegó a él y le tomó un capotillo que traía vestido, y se puso una celada en la cabeza, y con la ballesta en las manos y el aljaba al lado subió al muro, y peleando como lo pudiera hacer un esforzado varón, defendió un portillo, y mató un moro, y hirió otros muchos de saeta, y hizo tanto ese día, que mereció que los del consejo de su majestad le hiciesen merced de unas haciendas de moriscos en Tolox para su casamiento.

Alozaina bien merece una detenida visita a pie.

Se trata de la historia de María Sagredo, heroína que defendió Alozaina en una intentona de asalto morisca, a cargo del rebelde Zebalí en 1570, cuando en la villa sólo había mujeres, niños y ancianos. La leyenda popular, no obstante, no concluye con la crónica, sino que asegura que María Sagredo les arrojó unas colmenas y atacaron las abejas a los sitiadores con tal furia que emprendieron la huida con la frase de “malditas sean las moscas de tu tierra”.

Inicio tendido, 4-5% en los primeros kilómetros.

Pero dejemos a un lado las leyendas y pasemos a la descripción del puerto propiamente dicha: no es precisamente éste un puerto desconocido para el aficionado al ciclismo, pues ya ha sido ascendido en alguna ocasión por la principal prueba profesional del país, en una de esas etapas de media montaña por la Sierra de Ronda que siempre resultan espectaculares para los espectadores y también es habitual en estos últimos años en los recorridos de la Vuelta Ciclista a Andalucía.

Se trata de un puerto bastante llevadero en general, sin grandes rampas, en que tan sólo los recortes que ha propiciado la obra de la carretera han aumentado en algún punto concreto la pendiente, alcanzándose máximas del 9 y 10% de manera muy aislada. Así pues, lo que convierte esta ascensión en un segunda categoría es su longitud, de casi 15 km., y el siempre agobiante calor, tan característico en esta zona de la península.

Dejamos atrás Alozaina y nos adentramos en la Sierra Prieta en pos de la Sierra de las Nieves.

Pasado el puente sobre el río Grande, deberemos superar 4 km. en torno al 4 y 5 % con algún descansillo entre olivos hasta llegar a Alozaina, “la pequeña fortaleza”, localidad que dejaremos a nuestra derecha a menos que decidamos –que no es mala elección- detenernos a dar un paseo por sus encaladas callejas para ver sus floridos balcones: por algo fue declarado pueblo más bonito de España en 1977. Sea como fuere, con o sin alto en el camino, continuaremos nuestra ruta no sin llevarnos la sensación de que acabamos de atravesar el umbral de la Sierra de las Nieves. Y es que, en efecto, una vez que dejamos atrás el cruce, tendremos la completa sensación de estar adentrándonos en el entorno serrano a medida que, por otro lado, abandonamos el olivar –más tarde lo recuperaremos- y dejamos abajo, a nuestra espalda, la Hoya de Málaga. Ahora nos dirigimos hacia Yunquera remontando las lomas de la Sierra Prieta, entre pinares, y contemplando las hermosas panorámicas que tanta curva y recurva nos van ofreciendo.

Vistazo atrás on Alzozaina muy abajo y al fondo la Sierra de Mijas.

Antes de alcanzar Yunquera, habremos de coronar un primer altillo (señalado con cartel propio antes del arreglo de la carretera y donde actualmente se ha habilitado un mirador) junto a la aldea de Jorox, cuyos orígenes parecen remontarse a la prehistoria, en concreto al neolítico, y donde muchos siglos después hubiera hasta siete molinos de harina.

Descansillo en el Alto de Jorox con la Sierra de las Nieves al fondo.

Con casi 8 km. de ascensión en nuestras piernas afrontamos un descenso de aproximadamente 1 km. que nos vendrá de perlas para refrescarnos y comer un poco: aún nos queda prácticamente la mitad del puerto.

Herradura que anuncia la proximidad de Yunquera.

Continuamos nuestra marcha en levísimo ascenso deleitándonos en nuestro pedalear con las blancas cimas de la Sierra de las Nieves e intuyendo, entre tanta arboleda, el majestuoso bosque de pinsapos de Yunquera, el más grande del mundo. A la Iuncaria –prado de juncos- romana llegamos, no sin haber previamente torcido una herradura a derechas y haber atravesado un esbelto arco de piedra –tal vez vestigio restaurado de la antigua ocupación romana- que se anticipa graciosamente a darnos la bienvenida a este primoroso rincón serrano: así resulta todo un placer devorar kilómetros a lomos de nuestra bici.

Desde las inmediaciones del puerto observamos la remozada torre vigía de Yunquera, de época árabe, y la zona elevada del pueblo.

Abandonamos –muy a pesar nuestro- la travesía del pueblo entre algún que otro pinsapo para seguir con nuestro objetivo, que ya no queda lejos: sólo 3 km. en torno al 4 y al 5% nos separan de la cima. Nada podrá privarnos de culminar nuestro reto, ni siquiera el viento cuando hace acto de presencia. Además, como es natural, el puerto, a medida que ganamos en altitud, nos irá regalando unas vistas cada vez más maravillosas y espectaculares tanto de la Sierra de Mijas y la Sierra de Alpujata, ya lejanas, así como de la Sierra de las Nieves y del mismo Yunquera.

En esta curva coronamos el puerto, señalado por su cartel.

Tras ligero zigzagueo, en curva a izquierdas, coronamos a la vista del cartel del puerto. Y, así, sin darnos cuenta, ya está hecho.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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