Altimetrías

Collado del Muerto (El Purche), camino de los neveros.

Estado del firme: *****

Dureza: ***

Volumen de tráfico: ***

Consejos y sugerencias: su dureza es perfectamente conocida por todos los cicloturistas y aficionados al mundillo del pedal. La única recomendación, como siempre, es tomárselo con calma si luego pretendemos seguir ascendiendo hasta el Veleta.

Duras rampas poco antes de alcanzar el camping de El Purche.

El ascenso a El Purche, como es mejor conocido este puerto, se ha ganado relativa fama al ser ascendido en distintas ediciones de la Vuelta a España con gran éxito de público y de espectáculo ciclístico. Incluso se llegó a incluir en el año de su estreno como parte inicial de la cronoescalada a Sierra Nevada en la edición de 2004 después de haberse ascendido por primera vez camino de la capital nazarí en la jornada previa. Posteriormente, el puerto volvió a ser ascendido en varias ocasiones, destacando aquella ocasión en que, tras cerrada pelea en su ascensión, Alexander Vinokourov logró descolgar en su descenso a un Alejandro Valverde que perdía un tiempo precioso intentando abrocharse el chubasquero, acción que a la postre decantaría la carrera en favor del kazajo.

El puerto sube durante los primeros km. por el antiguo “camino de los neveros” que desechó el ingeniero Santa Cruz cuando se hizo cargo del proyecto de la construcción de la carretera del Veleta, un camino que con los años llegó a asfaltarse, siendo ya un clásico, como decíamos, entre los ciclistas aficionados y los profesionales que, desde su doble estreno en 2004, han tenido que padecer sus rampas en varias ocasiones.

En la travesía de Monachil llaman nuestra atención las construcciones características de esta zona de sierra, tan distintas de los típicos pueblos blancos andaluces.

Un par de kilómetros suaves nos servirán como calentamiento para lo que se nos avecina. Lo que más nos llama la atención de este inicio son las construcciones. Para quien no está habituado a convivir durante el invierno con la nieve, resultan extraños los peculiares techos de las casas, bien pertrechadas para el frío. Nada tiene que ver esto con la estructura típica de las casas de los pueblos blancos de Cádiz o Málaga, por citar un par de ejemplos. El caso es que tan sólo estamos a unos 750 m. de altitud, pero la influencia de las altas cumbres cercanas debe ser, a buen seguro, muy importante.

Al pasar por las urbanizaciones próximas a Huétor trazaremos las dos primeras curvas de herradura y salvaremos ya alguna que otra rampa de entidad a modo de aviso. Al punto, ganamos el primer descanso, aún pronto como para que las piernas lo agradezcan.

Salimos de Monachil y la carretera se empina definitivamente.

Nos adentramos en Monachil y al salir de la breve travesía nos topamos con un par de herraduras en que la pendiente se dispara por encima de los dos dígitos, algo nada extraño durante los próximos 6,5 km.

La vegetación comienza a ralear y el paisaje nos resulta un tanto desértico por momentos, tan sólo en algunas lomas próximas aparece arboleda más tupida. En efecto, a la derecha se encuentra la vecina barriada de Cumbres Verdes, con una arboleda que hace honor a su nombre. La pendiente se sitúa en algún momento al 15%, punto en el que dejamos de prestar atención a lo que nos rodea y nos centramos en la carretera. Al girar a la izquierda vemos frente a nosotros, loma arriba, cómo traza varias herraduras… Por suerte, aún estamos frescos.

Rala vegetación, fuertes pendientes y un trazado que, por momentos, se deja ver loma arriba.

Enlazamos un par de curvas y salimos de un segundo km. consecutivo por encima del 10%. Ya pasó lo peor, desde luego, aunque no conviene celebrarlo con demasiado entusiasmo, aún queda bastante para coronar el Collado del Muerto.

Con una pendiente tan elevada es normal ir ganando altitud rápidamente, hecho que se agradece sobremanera, pues la panorámica, como es lógico, siempre será mejor cuanto más arriba estemos. Aprovechando el curveo vemos cuán bajo queda Monachil e incluso la cercana Vega de Granada.

Se redoblan las curvas de herradura.

No tarda en aparecer la siguiente pareja de herraduras, que pasamos sin excesivo sobresalto, a pesar de que la cuesta persiste en ganar metros al cielo con premura. En cualquier caso, salvo algún punto concreto, la pendiente tiende a suavizarse hasta que lleguemos al cruce de la cantera. El contraste de unas lomas parduzcas cubiertas por algunas manchas de olivos con otras grisáceas resulta llamativo a la vista.

Pasaremos otro par de paellas antes de afrontar el que es, sin lugar a dudas, el tramo más duro del puerto. Antes de coronar un primer altillo habremos de afrontar rampas de hasta el 17%, rampas que se mantienen el suficiente número de metros como para provocar que nos retorzamos sobre nuestras bicicletas.

Las rampas más duras del puerto aparecen antes del camping de El Purche, nombre con que es conocida esta subida.

Este pequeño suplicio acaba junto al camping de El Purche y nos concede un descansillo que -esta vez sí- buena falta nos hace. Corto se queda, desde luego, ya no sólo porque el respiro nos sabe a poco, sino porque por primera vez desde que iniciamos la subida podemos atisbar la hermosa silueta del Veleta, allá arriba. A nuestra derecha, de unas lomas cuasi desérticas hemos pasado a contemplar un fértil valle.

Tras un último descansillo, afrontamos los últimos cientos de metros ascendentes que coronan en el Collado del Muerto.

Después de la bajada, unos pocos cientos de metros nos separan de alcanzar el Collado del Muerto, aunque la cuesta vuelve a empinarse por encima del 10%. Al punto, tras coronar afrontaremos un nuevo y corto descenso y enlazaremos con la carretera que asciende hasta la estación de esquí desde la capital.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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