Estado del firme:***
Dureza:*
Volumen de tráfico:**
Consejos y sugerencias: ideal siempre como colofón de ruta en el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche con final en Aracena.
Una tachuela no deja de ser un puertecillo que, en alguna que otra ocasión nos hace pasar un mal rato, sobre todo cuando tras larga ruta o duro entrenamiento habemos de afrontarla. Tal suele ser el caso de Aracenilla -así denominado por su proximidad a barriada de chalets homónima construida allá por los años 20 del pasado siglo a las afueras de Aracena- cuando lo hemos incluido como final de alguna de las rutas que emprendemos por la sierra onubense.
Quizás, por ello nos ha dejado mayor huella que otros repechos de superior dureza, aunque también es justo reconocerle al puertecillo un bello entorno y un magnífico punto de partida, siempre que tengamos el buen gusto de comezarlo en Linares de la Sierra, y normalmente saboreamos su ascenso más bien como esa guinda que corona el pastel que para nosotros suele ser una ruta por estos contornos.
Para hablar del pueblo nos remitimos a lo que en su momento dijimos en la entrada sobre el puerto de Alájar:
«Linares de la Sierra es uno de esos pueblecitos serranos que enamoran con un simple paseo. Poco más de 300 habitantes, casas blancas, calles decoradas de manera peculiar con empedrados, los denominados “llanos” o “cuadros”, en la entrada de cada casa. En su arquitectura destaca el coso taurino, adosado a la Iglesia de San Juan Bautista (S.XVIII) e incrustado en la estructura urbanística como una plaza más de la localidad.
Escoltado por el Norte por la sierra que recibe su nombre, Linares descansa en lo profundo de un valle, como si quisiera escabullirse –inútilmente- de los numerosos visitantes que, atraídos por su merecida fama, acuden a pasear por sus recovecos y empinadas callejuelas».
La travesía de Linares -tras un empinado descenso, si venimos haciendo ruta desde Alájar- es de inicio apenas un falso llano con algún repecho. Ya fuera de la población, cuando dejamos el camposanto a nuestra izquierda, comenzamos verdaderamente el ascenso. Carretera estrecha, pinos y encinas -luego castaños- a ambos lados, pronto el repecho alcanza el diez por cien de pendiente y se mantiene por unos instantes: he aquí la única rampa reseñable de todo el ascenso. Al clarear la vegetación en algún punto y mirar a nuestra derecha, dirigiendo la mirada hacia la ladera opuesta podemos observar algunos quitamiedos de la carretera que se pierden entre la arboleda. Por ahí, en una curva, en un pequeño collado, hay que intuir la cima de nuestro puertecillo.
Hasta el cruce con la HU-8105 va continuar la subida con cierta constancia, allí justo un altillo, giro a la derecha y descenso hasta el Barranco del Silo.
Desde el barranco, tras vaguada a derechas reiniciamos el ascenso de forma más suave que en su inicio. Las rampas máximas del 6% apenas nos van a poner ya en dificultad, antes bien encontraremos algún descanso en nuestro pedaleo.
Menos de tres kilómetros distaban hasta la cima desde el barranco, kilómetros que vamos prácticamente a devorar entre que acompasamos un ritmo adecuado y desviamos la vista hacia el barranquillo que se abre a nuestra derecha. Incluso, una vez hemos ganado perspectiva y cuando la arboleda se aparta distinguimos Linares de la Sierra asentado en su hoya.
En la parte final, a medida que los cerros contiguos se van apretando hasta dar en el colladito donde concluye el ascenso, notamos un ligero repunte de la pendiente, pero nunca como para llegar a incomodarnos. No estamos -salta a la vista- ante un gran puerto, pero lo cierto es que el entorno merece la pena y el premio es mucho más sabroso que el de otros ascensos de mayor fuste: los ibéricos manjares de la sierra de que daremos cuenta en Aracena.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.
Mapa:
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Què buena pinta tiene esa ruta, otra zona más que queda apuntada para mia próximos viajes. Enhorabuena por el post!!!
Muchas gracias, la Sierra de Aracena suele sorprender agradablemente.