Altimetrías

Collado Bermejo – Sierra Espuña por Alhama: Marco Pantani in memoriam.

Estado del firme:****

Dureza:***

Volumen de tráfico:**

Consejos y sugerencias: hasta el Collado Bermejo son dos los accesos con distintas variantes, por lo que hacer ruta por Sierra Espuña será fácil y recomendable tarea.

Kilómetros finales de ascenso hasta el Morrón de Sierra Espuña.

Los casi 1.400 m. de desnivel para poco más de 26 km. de longitud de Sierra Espuña dan de sobras para considerar como coloso a este, por otra parte, cautivador ascenso murciano, por más que se le achaque a sus rampas una verdadera carencia de mordiente hasta sus tres mil metros finales.

El bosque de pinos nos acompañará durante la práctica totalidad del ascenso. Abajo observamos el mirador sito en el Collado Bermejo.

Añádase a mayores que, reforestada a finales del s. XIX, el esplendoroso aspecto que presenta Sierra Espuña la ha hecho merecedora de la catalogación de Parque Regional, galardón de que vamos a dar fe en cuanto nos alejemos de Alhama de Murcia y nos introduzcamos en sus entrañas. Por lo que, ni que decir tiene, nos encontramos en un paraje de excepcional belleza.

En Alhama, uno de los cinco municipios que conforman la comarca del Bajo Guadalentín, vamos a seguir una travesía -a la ida o a la vuelta nos merecerá la pena visitar sus más destacados monumentos- por calles rectilíneas y de casi imperceptible pendiente en un trámite inicial que, más que puerto, podríamos considerar como aproximación de precalentamiento.

Cómoda travesía por Alhama de Murcia.

Una aproximación que se va a prolongar durante algo más de tres kilómetros -incluso una vez abandonada la población- en los que pedalearemos en dirección a Mula y Priego hasta llegar a un cruce en que giramos a la izquierda, punto en que un corto y rápido descenso nos sitúa en un puentecillo donde, ahora sí, vamos a percibir con total claridad la pendiente de la cuesta.

Al paso por el puentecillo de la imagen, comienza la verdadera cuesta.

En el mencionado puentecillo, al paso por un canal, la pendiente se estabilizará pronto entre el cinco y el siete por cien constante, mientras que el también continuo serpenteo de la carretera nos irá ofreciendo hermosas panorámicas hacia el levante con Alhama y la Sierra de Carrascoy primero para, al punto, reubicarnos en un paisaje agreste, caracterizado por un hermoso y tupido pinar en medio del cual afloran por momentos paredes vestidas de roca viva.

Pinar, paredes de roca y zonas abiertas hacia el valle durante la primera parte del ascenso.

Tras algo más de 8 km. muy constantes, encontramos un largo descansillo en forma de falso llano e incluso de descenso. En este intervalo dejaremos atrás varias áreas recreativas, siendo que en una de ellas (justo tras abandonar a nuestra derecha la carretera que lleva hasta El Berro), dotada de aseos públicos, podemos -si es que fuera necesario- repostar agua.

Un prolongado descansillo media entre dos mitades de franca subida.

Pero este cómodo trecho da paso, tras una curva de herradura y el paso por un nuevo puentecillo, al tramo más duro del ascenso hasta llegar al Collado Bermejo, hasta donde restan poco más de 6,5 km.

La sucesión de hasta veintiuna curvas de herradura en poco más de dos km. hacen de este tramo uno de los de mayor atractivo del puerto.

Sin embargo, lo que más poderosamente va a llamar nuestra atención no serán sus rampas -que a duras penas alcanzarán o superarán el 10%-, sino la divertida sucesión de curvas de herradura que, en un total de veintiuna, vamos a tener que sortear en apenas dos kilómetros y que, salvando la pendiente de una ladera, nos sitúan en una suerte de valle cerrado por el propio Collado Bermejo, en cuya cima únicamente encontraremos salida del mismo, flanqueado, como está a nuestra derecha, por la mole del Morrón.

Coronamos Collado Bermejo, donde un mirador nos invita a realizar una parada.

Con el collado a la vista y a un par de golpes de riñón, no podemos sino evocar la figura irrepetible e inolvidable de uno de los mejores escaladores de la historia de nuestro deporte, ya que Collado Bermejo fue uno de los pocos puertos de nuestro país donde tuvo a bien regalarnos algunas de aquellas mágicas ascensiones el malogrado Marco Pantani. Fue por ello por lo que, con buen gusto y criterio, la organización de la Vuelta Ciclista a Murcia le otorgó la denominación de “Cima Marco Pantani” al puerto donde acontecieron hasta tres exhibiciones por parte del legendario escalador de Cesenatico en tres ediciones consecutivas de la ronda murciana.

 

 

Nuestros colegas de cyclinghistory hacen los honores al campeón italiano:

Marco Pantani apreciaba la vuelta a Murcia. El tiempo, el recorrido, el momento del año… Ya en 1997 se escapó camino de Mula en las rampas del Collado Bermejo siendo capturado a unos 20 km. de meta, mientras que en 1998, en su año mágico, ganaba la etapa reina, previo ataque en el mismo Collado Bermejo, y quedaba tercero en la general, para al año siguiente reeditar ataque y feeling con éste puerto, pero esta vez a lo grande, destrozando a todos, pasando primero por la cima, en solitario y llegando tras rápido descenso a meta con 41” sobre el derrotado líder Javier Pascual Llorente. Al día siguiente mantendría el liderato en la crono para vencer por primera y última vez en la general de Murcia.

Fueron sus momentos de gloria, pero también Marco acudió a su cita murciana en su declive, tomando la salida en 2001 y 2002, pero sus fantasmas y problemas no le permitieron no ya brillar, sino ni siquiera acabar en 2001, mientras que en 2002 debería conformarse con finalizar a más de 12 minutos del ganador Victor Hugo Peña en la posición 57ª.

No tomó la salida en 2003 y fallecería días antes de celebrarse la edición de 2004, que ya se correría con la cima Marco Pantani en Collado Bermejo. Un homenaje a un mito que siempre que pudo participó en Murcia, y eso que no siempre estuvo como para brillar.

Pedro Gª Redondo.

En el mirador del collado se impone un breve receso para recobrar energías y aliento y contemplar, por añadidura, el hermoso panorama de que se puede gozar en su cima. La breve pausa nos permite revivir el trecho ascendido y valorar el empaque de esta subida en su justa medida, es decir, como el puerto de primerísima categoría que es.

Continuamos el ascenso hasta donde nos sea posible ascender.

Pero el paso natural, a más de dar salida hacia Aledo y Totana por su vertiente suroeste, nos permite, en el caso de que optemos por girar a la derecha en la encrucijada de su cima, dar continuidad al puerto y auparnos hasta el mismísimo Morrón de Sierra Espuña, por encima de los 1.500 m. de altitud, lugar donde se ubica uno de los múltiples E.V.A. (Escuadrones de Vigilancia Aérea) que el ejército español tiene repartidos por la geografía patria, concretamente el nº 13.

Como es propio de nuestro natural, bajo ningún concepto contemplaremos el descenso mientras haya posibilidad de seguir ascendiendo.

En la parte alta del puerto, se pierde la vegetación, pero se se amplía la panorámica.

Si ya el último kilómetro previo a coronar el collado había ofrecido una agradable tregua a nuestras piernas, dicha tregua se va a prolongar por un par de kilómetros más en que la carretera no presentará mayor dificultad que una aislada rampa al 9% en una curva de herradura a derechas que, tras atravesar un portón –cerrado, según reza un cartel, de 6 p.m. a 8 a.m. para vehículos a motor– nos sitúa en una larga recta. Desde aquí y en adelante la panorámica no hará más que mejorar y mejorar a cada golpe de pedal.

La parte alta resulta muy escénica.

Nos disponemos a ganar la cumbre en el que, a nuestro juicio, es el tramo más escénico de todos: a la par que se empina la carretera, nuestra mirada se dispara sin obstáculo que lo impida hasta el horizonte. Llegados al mirador del Collado Mangueta, junto al cual aún se conservan antiguos pozos de nieve, sólo nos restarán un par de kilómetros hasta una cima ya próxima: un último esfuerzo -aunque el mayor de todo este larguísimo ascenso- mitigado por las impresionantes vistas, eso sí, y habremos llegado hasta las instalaciones militares del E.V.A. 13.

En la cumbre encontramos las instalaciones militares.

Gozada” y “coloso” serán vocablos recurrentes en nuestra cabeza a lo largo de todo el descenso.

 

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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