Estado del firme:***
Dureza:*
Volumen de tráfico:***
Consejos y sugerencias: cualquier ruta por la Sierra de Guadarrama colmará nuestras expectativas cicloturistas porque, precisamente, salvo alguna honrosa excepción, son puertos muy apropiados para rodar sin grandes dificultades.
Cualquier aficionado habitual al ciclismo de competición ha oído hablar de él, ya que es uno de los típicos ascensos empleados por la Vuelta a España, normalmente cuando está llegando a su fin en la capital del reino y también en alguna carrera ya desaparecida, como la Clásica de los Puertos.
Más allá de su inclusión en carreras y en entrenamientos de los profesionales del pedal, a menudo su carretera es fatigada por ciclistas de la zona y por los otros muchos que nos acercamos para conocer de primera mano los encantos de la Sierra de Guadarrama.
Pues bien, abandonando la localidad de Rascafría, junto al monasterio de El Paular (de ahí que también se conozca como puerto de El Paular), a los pies del Peñalara, da comienzo este puerto de Cotos o de los Cotos, que debe su nombre precisamente a la antigua balización de la carretera a base de cotos (mojones).
El monasterio bien merece una visita. Cartuja en su origen, allá a finales del s. XIV, la vida religiosa se vio interrumpida por la Guerra de la Independiencia en primer lugar y algo más tarde por la desamortización de Mendizábal (1835). Recién llegado Alfonso XII al trono, el gobierno declaró el monasterio Monumento Nacional.
Después de haber cambiado de manos en diversas ocasiones tras el abandono ocasionado por la desamortización, transcurrió algo más de un siglo hasta que recuperase su función original, cuando Franco decidió recrear en el lugar el ambiente espiritual que había experimentado en un viaje a Monserrat.
El proyecto original constaba, a más del monasterio, de una iglesia y un palacio para disfrute de los reyes. A lo largo del período de construcción fueron muchos los arquitectos que intervinieron en la obra, dejando huella de diferentes estilos: gótico, gótico-mudéjar, renacentista…
Dejamos la antigua Cartuja a nuestra derecha y comenzamos el ascenso al puerto. Las rampas iniciales apenas sí las van a notar nuestras piernas, más falso llano que cuesta.
El inicio del puerto, si por algo se caracteriza es por una serie de larguísimas rectas que cortan un denso bosque de robles por la mitad hasta que la montaña nos impide ver más allá.
Entre la arboleda, pese a lo insulso del trazado, el pedaleo es agradable y sin más sobresaltos que los vehículos que nos adelantan.
Después de cuatro kilómetros, llegados a un punto en que se ubican un par de restaurantes, será cuando notemos un incremento en la pendiente que nos haga subir varias coronas. Sin embargo, la cuesta sigue resultando agradable al pedaleo y es fácil mantener buena cadencia.
Tan inmersos estamos en un bosque -ahora de pino silvestre-, que una vez se acaban las largas rectas, no podemos ver nada más allá de la carretera. Y es ésta otra de las principales características del puerto, salvo los momentos puntuales -muy puntuales- en que la arboleda se aparta ligeramente. Por tanto apenas sí podremos disfrutar de alguna vista del valle del Lozoya (para eso mejor subir el propio puerto de Lozoya o el de Morcuera).
Un nuevo descansillo nos deja ya prácticamente a la mitad del puerto. Al poco, la pendiente vuelve a incrementarse hasta superar el 6%, cifra que no abandonaremos ya hasta coronarlo. Realmente son estos últimos 7,5 km., los más duros del puerto, los que van a resultar más agradables, dentro de lo anodino que nos ha parecido el puerto.
Aunque no conozcamos la subida, cada 100 m. de altitud nos aparecerá un cartel indicativo que nos permite hacernos una idea del desnivel restante (siempre que sepamos, claro está, que el puerto se sitúa a unos 1.830 m. de altitud.)
Aunque muy puntuales, algunas rampas alcanzan el 9%, y en contadas ocasiones se mantienen durante pocos metros al 8%. Es pues un puerto de una dureza muy limitada y contenida.
Un clarete en la vegetación en una curva a izquierdas dos deja ya prácticamente en la recta final del puerto. A la izquierda un amplio aparcamiento nos recuerda que en la cima del puerto encontraremos el desvío a la estación invernal de Valdesquí.
Poco antes del cruce observamos el cartel del puerto en las paredes de una edificación y una venta donde, sin lugar a dudas, una parada para avituallarnos será la mejor opción antes de adentrarnos en la provincia de Segovia durante unos kilómetros, y disfrutar así del aire puro de este hermoso paraje declarado Parque Natural.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.
Mapa:
Categorías:Altimetrías, Madrid, Puertos de Montaña
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