Estado del firme:****
Dureza:*
Volumen de tráfico: **
Consejos y sugerencias: aunque se trata de uno de los puertos más suaves del entorno, cualquier ascenso puede acabar haciéndose muy duro en una ruta por esta comarca.
En efecto, aunque se trate de un puerto de poca entidad, cualquier cicloturista sabe que el más pequeño de los repechos puede hacerlo pasar mal. Pues bien, las rampas de este puertecito parecen estar dispuestas para ello, ya que un inicio suave, con falsos llanos, nos incita siempre a exprimirnos, a rodar fuerte, empleando así unas fuerzas que tal vez podamos necesitar en los kilómetros finales en que la pendiente va in crescendo hasta situarse muy próxima al 7%.
Pero no adelantemos acontecimientos y comencemos la descripción desde el principio.
Damos inicio al puerto al cruzar el puente de Ribera Alta sobre el río Velillos, justo antes de la población que da nombre al puente. En ese momento, aunque la tendencia que trae la carretera es ascendente, se deja notar un aumento de la pendiente lo suficientemente importante como para que consideremos su inicio aquí y no más adelante.
Tras curva a derechas e izquierdas llegamos a la mencionada aldea, un breve núcleo de población que se anticipa al pueblo de Frailes hasta el que llegaremos por medio de un tramo bastante más suave y prácticamente rectilíneo. Y así, de forma cómoda, alcanzamos un nuevo puente sobre el río Velillos, antesala -ahora sí- de Frailes.
El pueblo, de rabiosa actualidad tras la publicación de la novela La fábrica de la luz (Michael Jacobs), que se ambienta en esta pequeña localidad jiennense, es una de tantas localidades serranas, de casas encaladas y apretadas, encajonadas entre la montaña y un río. Su clima severo propicia un medio poco adecuado para el medio rural. Arduamente -se nos antoja- han de trabajar los hombres para sobrevivir por estos lares.
Pues bien, nosotros, en cambio, atravesamos esta pequeña localidad sin apenas despeinarnos y, tras repostar en una de las fuentes de la travesía, nos disponemos a abandonarlo en seguida en pos de la cima del puerto.
Al salir de Frailes retomamos la cuesta, que irá ganando consistencia poco a poco, sobre todo cuando dejamos a la derecha el cruce hacia Hoya de Salobral. A partir de este momento se percibe también un cambio en el tipo de carretera, que se vuelve mucho más estrecha y retorcida. Los olivos -¿cómo no?- pronto dejarán paso a una vegetación más salvaje, propia de estas serrezuelas, a base de matorrales, quejigos y encinas.
Adentrándose en la montaña, por vaguadas, busca la carretera una salida hacia Valdepeñas de Jaén en unos parajes cada vez más abruptos, bellos y solitarios. Un puentecillo junto a un área recreativa da paso a los últimos 2,5 km. de puerto en que la pendiente, como ya habíamos comentado, irá aumentando paulatinamente, aunque sin agobios: desde el 6 hasta el 7%.
Contemplamos sobre nuestras cabezas el trazado de la carretera y el collado perfectamente visible e inconfundible por encontrarse junto a las estructuras metálicas que soportan el tendido eléctrico.
Con tantas pistas de lo que nos resta, resultará más fácil ir midiendo nuestras fuerzas para evitar los indeseados desfallecimientos. Finalmente, tras un agradable y escénico curveo, coronamos los Collados de Frailes al pie de la Sierra de La Martina y nos aprestamos para un largo e irregular descenso.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.
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