Estado del firme:****
Dureza:*
Volumen de tráfico:*
Consejos y sugerencias: se trata de un puerto amable, ideal para gozar en una ruta por la comarca de Alhama y el magnífico entorno del Embalse de los Bermejales.

Poco antes de coronar el puerto de El Lucero encontramos su cartel que, apartado de la cima, se ve en descenso.
Sea descendiendo La Gallina por la más amable de sus vertientes, sea bordeándolo por su margen oeste procedentes de Arenas del Rey, venimos a dar al Embalse de los Bermejales sin demasiados problemas para orientarnos y nos disponemos a disfrutar de su entorno serrano, donde no faltan en los inviernos las blancas estampas.

En la coronación de la presa, bonito mirador hacia el embalse y las Sierras de Alhama, Tejeda y Almijara.
Llegamos a la presa, datada en 1958 (aunque en proyecto desde más de medio siglo antes) y la atravesamos por su coronación, pavimentada de adoquín, no sin antes detenernos en su mitad a deleitarnos con las vistas que nos ofrece el paisaje de las Sierras de Alhama.
Precisamente al acabar el adoquín, donde se encuentra el poblado de los constructores de la presa, damos por iniciado el ascenso a este puerto del Lucero, aunque no será hasta la salida de los últimos chalés cuando nos encontremos un cartel indicativo.

Al salir de la presa abandonamos un tramo adoquinado y afrontamos el inicio, con poco más de un kilómetro de suaves pendientes.
Se caracteriza este inicio por las bajas pendientes y, sobre todo, por el pinar que pronto, convertido en doble hilera, nos mostrará ladera arriba por dónde ha de conducirnos la carretera, en magnífico estado, por otra parte.
Pero la cuesta no se va a poner seria hasta que no alcancemos un puente, que nos sirve como punto de referencia del inicio del verdadero ascenso.
La rampa se va a situar constantemente en las inmediaciones del 7%, llegando a sobrepasarlo en varios momentos. Así, sin apenas descanso, y con las celestes aguas del embalse cada vez más lejanas, buscamos el cruce que nos lleva a Agrón, justo al coronar un altillo.

Fornes y Jayena quedan a la derecha, nosotros seguimos las indicaciones que nos guían hacia Agrón, Armilla y Granada.
A la derecha sale un cruce hacia Fornes y Jayena, en lo que sería una variante de esta vertiente del puerto. Pero para coronar aún nos queda casi un kilómetro y medio de pedaleo y nos aguardan algunas de las rampas más duras del ascenso que, salvo los primeros compases y pese a su escasa longitud, tiene más entidad de lo que nos habíamos hecho idea.

Restos ruinosos de la Venta del Velao poco antes de que ceje la pendiente en las postrimerías del ascenso.
Trazando un giro la carretera, se encara una recta muy dura en la que vislumbramos cercano el fin del puerto. Antes a la derecha, dejamos las ruinas de lo que fue la Venta del Velao y, al poco, trazando un giro -también a derechas- junto a un pequeño talud y unos árboles ceja la pendiente hasta convertirse en llano y damos por concluido el puerto.
Hay que notar que se trata de un ascenso muy transitado por los ciclistas profesionales en competición cuando se llega a la capital granadina desde la provincia malagueña, concretamente cuando se asciende por la carretera del Boquete.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.
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