Altimetrías

Alto del Conjuro (E.V.A. 9) por Gualchos, vertientes paralelas.

Estado del firme:***

Dureza:**

Volumen de tráfico:**

Consejos y sugerencias: subida muy continua, aunque sin grandes rampas. Tan sólo hay que tener en cuenta el calor y, caso de soplar, el viento.

No son muchos los puertos que cuentan con dos vertientes tan similares como ocurre con El Conjuro desde Motril y desde Gualchos. Tan sólo un corto falso llano antes de llegar al alto del Moral hace de la vertiente motrileña un puerto menos continuo y un kilómetro más largo. Otra historia bien diferente os contaremos al hablar de la vertiente de Lújar, pero eso será en otro momento.

Paso bajo la carretera nacional. Seguimos las indicaciones hacia Gualchos.

Y es que, si observamos atentamente el perfil del puerto del Conjuro por Gualchos, veremos que se trata de un puerto de rampas muy sostenidas -salvando quizás el segundo kilómetro-, sin grandes altibajos, lo que nos obliga, pese a no contar con rampas demasiado salvajes, a tener siempre que mantener un esfuerzo de cierta intensidad para conseguir doblegarlo.

Pasamos por barriadas anexas a Castell de Ferro.

Su inicio se sitúa en el paso bajo la N-340 en las inmediaciones de la localidad costera de Castell de Ferro, de hecho transitaremos inicialmente por alguna de sus barriadas como Los Camborios y El Romeral. Al salir de las urbanizaciones, con la sierra de Lújar como telón de fondo, el paisaje pasará a estar dominado por los invernaderos, omnipresentes en cualquier rambla costera granadina y principal medio de vida de la zona, junto con un turismo en franco desarrollo.

Los invernaderos estarán presentes en las primeras estribaciones del puerto.

Con un entorno tapizado de blanco y azul por el mar y el plástico, la carretera empieza a trepar seriamente por la rambla en busca de Gualchos por medio de unas rampas siempre muy constantes entre el cinco y el siete por cien, pero con algunas puntas ocasionales que alcanzan e incluso superan el 10%. Tal es el caso de una herradura a izquierdas en que notamos cómo se ha modificado su antiguo trazado, tal vez por hundimiento, recortando unos metros y aumentándose así la pendiente hasta llegar al 14%. Pocos serán, no obstante, los sobresaltos de esta guisa.

Aún se yergue la torre de la antigua fortaleza de Castell de Ferro.

Ahora adivinamos abajo, a nuestra izquierda y entre invernaderos, el pueblo de Castell de Ferro, perteneciente al municipio de Gualchos, aunque con más habitantes. De entre los invernaderos, sobre un montículo, destaca una torre prismática, vestigio de la antigua fortaleza de origen romano y de una importancia tal que dejó su huella en la toponimia de la población. Su cercanía a la costa –hoy ya sin las asechanzas de bajeles enemigos de otras épocas- ha beneficiado merced al desarrollo turístico y agrícola el crecimiento de su población.

Apenas sí rozamos Gualchos.

Un par de herraduras más deberemos superar hasta llegar a las proximidades de Gualchos, cuyas casas hemos visto ya bastante cercanas desde hace algún kilómetro, donde alguna rampa por encima de lo que es común en el puerto también nos encontraremos. El pueblo no lo vamos a atravesar, sino que lo bordearemos por el sur rozando algunas de sus casas más apartadas del núcleo de la población.

Entre el matorral que apenas cubre estas secas ramblas van apareciendo los almendros, tan característicos de la Contraviesa y de estas estribaciones de la Sierra de Lújar. Aunque, por supuesto, en las inmediaciones de Gualchos también podemos ver olivos y algún frutal, incluso algunas palmeras ornamentales junto a las pocas viviendas que bordeamos.

Hermosa estampa de Gualchos al poco de haberlo bordeado.

Cuando salimos de las afueras del pueblo van a desaparecer los cultivos y las laderas de la montaña se vuelven más agrestes. La arboleda escasea y tan sólo nos toparemos con algún que otro pino aislado que no llega ni a adornar unas lomas bastante ralas en lo que a vegetación se refiere: arbustos, matorrales, palmitos.

Lomas peladas a medida en que ganamos algo de altitud.

El contrapunto a esta escasez de follaje es la completa perspectiva que del entorno nos ofrece la carretera, sobre todo cuando se desembaraza –por medio de rampas de cierta entidad- del ciego encajonamiento a que se ve sometida por algún barranquillo. En la mejora de las vistas colaboran lo suyo una serie de curvas de herradura que nos ofrecen panorámicas hacia este y oeste. Por fin, una última de estas curvas a izquierda nos sitúa en la recta final antes de llegar al cruce del “empalme de Lújar”, donde nos juntamos con la vertiente “paralela” de Motril.

Llegamos al «empalme de Lújar» y nos desviamos camino de esta coqueta localidad.

Respecto del tramo final que comienza en este cruce, coincidente con la vertiente motrileña, añadiremos aquí, mutatis mutandis, lo mismo que dijimos en aquella ocasión: «De repente nos veremos rodeados por un bosquete de aerogeneradores que sorteamos a fuerza de curvas y rampas constantes, aunque no excesivamente dificultosas. Estos aerogeneradores en funcionamiento desde 2007, año desde el cual el parque eólico “El Conjuro” lleva operativo, han sido el último gran cambio en el entorno de estas sierras que, si ya tuvieron su importancia en los orígenes de la minería peninsular, allá por el siglo VII a. C., continúan siéndonos de gran provecho en la actualidad.

Los aerogeneradores se han apoderado en los últimos tiempos del paisaje de El Conjuro.

Abajo, la carretera que acabamos de abandonar, baja a Motril perdiéndose entre lomas y barranquillos. Y será precisamente al salir del barranco del Collado, en una curva a izquierdas junto a una antena, cuando nos topemos frente por frente con la Sierra de Lújar y, escondidas a su espalda, algunas de las más altas cimas de Sierra Nevada. Poco más adelante se dejará ver el pueblo de Lújar encaramado en las faldas de su sierra.

Una vez suaviza la cuesta, justo al coronar el Alto del Conjuro, a 773 m. de altitud, parte a la izquierda la prolongación hasta el Escuadrón de Vigilancia Aérea nº 9. Estos E.V.A. tienen su origen en los primitivos Aircraft Control and Warning Squadrons (ACW) que a principios de los años 50 y en colaboración con los EE.UU. el ejército había dispuesto como red de alerta y control en distintos puntos de la geografía española. En 1971 se montó en su actual ubicación el E.V.A. 9 para la vigilancia del espacio aéreo del mar de Alborán.

La base del radar del E.V.A. 9 tramo final.

Pues bien, a nuestra izquierda encontramos un cruce -aunque el paso está completamente prohibido- que continúa ascendiendo unos cuantos de cientos de metros hasta el pie del radar que veíamos bien alto al inicio de la ascensión. Tras una curva a derechas, concluye la carretera en una valla que rodea el recinto militar, donde se encuentra el punto más alto del ascenso.

En cualquier caso, siempre podremos dejarnos caer hasta Lújar por la que es, probablemente, la más hermosa de las tres vertientes de este Alto del Conjuro».

GALERÍA FOTOGRÁFICA.

Mapa:

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