Estado del firme:***
Dureza:**
Volumen de tráfico:*
Consejos y sugerencias: las faldas de la Sierra de Parapanda son recorridas por varias carreteras que permiten hacer una ruta circular más que interesante y ello, además, incluyendo las visitas a los sitios de Montefrío, Íllora o la propia pedanía de Alomartes. Aunque globalmente no cuente con grandes números, mucho ojo porque hay kilómetros y rampas de bastante entidad en este ascenso.

Un cruce en el collado nos lleva hasta la misma base del Peñón de Murcia (en primer plano). Al fondo una antena marca la posición del Pico del Morrón, cumbre de la Sierra de Parapanda.
El occidente granadino, como toda la provincia, también guarda agradables sorpresas en forma de puertos de montaña para los aficionados al pedal. La Sierra de Parapanda, una mole de más de 1600 m. de altitud, que se eleva en la orilla derecha del Genil, permite el paso por sus laderas de un puñado de carreteras entre las que destaca la que corona al pie del Peñón de Murcia, por su lado occidental.
El ascenso, muy irregular como puede observarse, comienza a la entrada de Alomartes. Su inicio lo hemos situado, concretamente, en la entrada por una callejuela que da a la carretera entre Tocón e Íllora viniendo desde el primero en dirección al segundo.
Al entrar en la mencionada calle, que está pavimentada con un falso adoquín de cemento, un fuerte repecho inicial, que alcanza el 20% por unos instantes, nos introduce en la población llevándonos sin mayores problemas hasta la carretera que se introduce en la sierra.

Por las calles de Alomartes, después de transitar junto a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.
Llegando a la portada de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores del s. XVIII (cuyo corte neoclásico nos recuerda a la iglesia de Montefrío, de estilo renacentista) la carretera se bifurca, por lo que hemos de tomar la que sigue por la izquierda del templo (nos podemos guiar inicialmente por las señales que indican el camino hacia el Hotel Huerto Nazarí).
Por pendientes constantes y asfalto rugoso -en ocasiones remozado-, incluso un corto tramo de cemento, salimos de la población y nos adentramos en el característico olivar del poniente granadino, que domina la parte baja de la sierra, aunque apreciamos perfectamente lo escarpado del terreno en que nos vamos introduciendo, siendo visible el cambio de vegetación y arboleda en las zonas más elevadas.
Este tramo inicial a bastante retuerto da paso a una zona más rectilínea en que las rampas se van a violentar hasta alcanzar incluso el 15%, un mero anticipo de lo que será la parte central del puerto. Además, bordeamos unos hermosos cortados de roca a nuestra derecha junto a un pinar, que contrasta con el vasto olivar que se extiende lomas abajo hasta donde nuestra mirada puede alcanzar.
Tras un fuerte repecho el puerto, que hasta ahora había sido más o menos regular en su dureza, ofrece una tregua en forma de descansillo que, salvando algún falso llano, se prolongará todo un kilómetro para, a continuación, presentar el tramo de mayor dificultad con dos kilómetros por encima del 9% de media y rampas que superan el 20% de máxima.
Dejado el cruce a izquierdas, por donde una pista conduce hacia Tocón, la carretera se va a ir empinando manteniéndose las fuertes pendientes en una zona de curvas cerradas en las que apenas seremos capaces de levantar la vista de nuestra rueda delantera.
El zigzagueo nos lleva a una pequeña recta con un ligero descansillo donde el camino se despeja hacia nuestra derecha hasta que alcanzamos una nueva curva a izquierdas en que la carretera se encajona entre laderas y se vuelve a empinar. Salimos de la hondonada junto a una cortijada en que la pendiente torna amable lo justo para dar un nuevo respiro a las piernas antes de dar continuidad al trecho más duro del puerto.
A nuestra derecha se eleva la sierra hasta la Pico del Morrón, reconocible por las antenas que lo festonean, mientras que a nuestra izquierda la inmensidad del olivar se pierde hasta la Sierra de Loja y la Subbética cordobesa. Más cerca, en cambio, es un incipiente bozo verdegay el que brota coloreando de primavera las praderas de Parapanda.
Cada vez más hermoso a la vista, el puerto sigue también su camino cada vez más cruel a nuestras piernas hasta que, tras un fuerte repecho al 18%, encontramos un nuevo y, esta vez, largo descansillo. Una fuente, que brota en un talud a nuestra derecha, hasta la que hay que subir andando por unas escaleras, nos va a retener durante unos instantes por sus frescas aguas y las reconfortantes vistas que el lugar nos ofrece del entorno todo del valle del Genil.

Tras la tempestad siempre viene la calma. Una parada en la fuente nos permite recuperar fuerzas y refrescar el gaznate.
Cómodo resultará el reinicio de la marcha durante algo más de mil metros hasta que se reanude el ascenso nuevamente. Éste volverá de una forma muy irregular a base de fuertes repechos sucedidos por descansillos de tal manera que se pierde ligeramente la sensación de ir ascendiendo un puerto, aunque aún nos resten casi tres kilómetros de subida. El paisaje, en cambio, no dejará de sorprendernos gratamente, sobre todo porque la vegetación, cada vez más abundante, se irá apoderando del entorno de la carretera con una arboleda que llega a cubrirla puntualmente.
En una encrucijada ganamos el collado y tomamos la carretera que continúa a nuestra derecha para alcanzar la base del Peñón de Murcia, cuyas paredes rocosas venimos observando desde varios cientos de metros atrás. No obstante, apenas subiremos unos cuantos metros más hasta llegar al final del asfalto, hito más alto que encontramos, para retroceder nuevamente hasta el cruce, punto desde el que podremos seguir nuestro camino en dirección a Montefrío.
Mapa:
GALERÍA FOTOGRÁFICA:
Categorías:Altimetrías, Andalucía, Granada, Puertos de Montaña