Puerto del Mojón:
Estado del firme:****
Dureza:**
Volumen de tráfico:***
Consejos y sugerencias: paciencia al inicio porque el tramo final merece la pena. No olvidar la cámara de fotos.
Oculta durante siglos, un prófugo encontró en una gruta la imagen de la virgen allá por el siglo XIII coincidiendo, según las crónicas, con la reconquista de Cabra por el Rey Fernando III. Éste es el origen de la actual ermita de la Virgen de la Sierra de Cabra, situada en un cerro a poco más de 1200 m. de altitud, allí hasta donde acuden en romería peregrinos procedentes del pueblo y de los más dispares puntos de la geografía peninsular para rendirle culto.

Anodino tramo inicial por la carretera del puerto del Mojón que, en cualquier caso, sirve para prolongar el ascenso en su parte inicial.
Pero no sólo se ha desarrollado una peregrinación religiosa en torno al santuario, sino que las prácticas deportivas cada vez más en boga durante las últimas décadas, han ido constituyéndose como uno de los principales motivos de visita turística a tan maravilloso emplazamiento: senderismo, carreras pedestres y, por supuesto, cicloturismo entre otros deportes.
Y no debe extrañar en absoluto, pues nos vamos a adentrar en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, de gran variedad natural, en el que destacan las formaciones cársticas que predominan precisamente en la montaña egabrense que nos disponemos a ascender.

Aunque hay tráfico habitualemente, el arcén permitirá rodar con comodidad y seguridad. Arriba a la izquierda se atisba nuestro destino.
En un principio, rodaremos por una amplia carretera con rampas muy suaves hasta que nos vamos adentrando en el valle excavado por el arroyo Valdemoro y lo remontamos siempre entre olivos. En realidad, pedaleamos ascendiendo el puerto del Mojón, mas poco antes de alcanzar su cima a 798 m. de altitud, nos desviaremos a la izquierda en pos de la ermita.
Quizás el inicio nos resulte un tanto descorazonador por tratarse de una carretera ancha, con largas rectas y con tráfico, pero como quiera que las rampas son suaves y que cuando la cuesta se empina ya nos hemos adentrado en el valle, en unas pocas pedaladas nos habremos situado a la altura del mencionado desvío, justo al lado de un restaurante.
A partir de este momento cambia la fisonomía de la subida, para empezar la carretera se estrecha hasta unos 5 m. aproximadamente y, al punto, hacen acto de presencia la primera pareja de herraduras que, hasta sumar un total de catorce, adornan la parte final del ascenso.
El paisaje se vuelve más y más abrupto y las rocas salpican ambos márgenes de la carretera. La pendiente se situará siempre constante entre el 6 y el 8% con alguna punta por encima del 10% y con algún descansillo en los últimos kilómetros.
Si la niebla lo permite, a medida que vayamos escalando iremos deleitándonos con la contemplación de las herraduras ya superadas. Por momentos nos acordamos del gaditano puerto de las Palomas al que se asemeja también en sus números y al Torcal de Antequera por la presencia constante de calizas en el entorno.
Después de 11 km. de ascenso coronamos un primer altillo y pasamos, de hecho, por un collado con salida por pista de tierra hacia el caserío de La Nava. Muy recomendable, desde luego, para los aficionados a pedalear con ruedas de tacos.
Pero lejos de haber terminado nuestra particular peregrinación, aún nos quedan por sobrepasar las rampas más duras y, sobre todo, un último kilómetro bastante exigente.
Entre un par de herraduras, la vegetación hace acto de presencia e incluso aparece algo de arboleda. La pendiente concede una tregua y luego la carretera comienza a girar rodeando el cerro en que se ubica la ermita. En este punto la panorámica hacia el valle del Guadalquivir y Sierra Morena es inmejorable. O, mejor dicho, casi: no queremos ni pensar cómo será desde la cima, conocida como “el balcón de Andalucía” por la amplitud de sus vistas.
La cuesta vuelve a empinarse en su último kilómetro, que nos recibe con una herradura al 10%. Tan sólo nos queda el esfuerzo final por alcanzar la cima, esfuerzo que se ve recompensado con creces cuando al ganarla, nos asomamos a los distintos miradores.
Y, una vez arriba, si tenemos interés, podemos visitar la ermita, cuya edificación comenzó en 1260 aunque, como es natural, presenta remodelaciones y restauraciones modernas. Ya en su interior destaca el altar barroco y, si no la han llevado al pueblo en peregrinación, la imagen de la patrona de Cabra, una talla en cuerpo íntegro, policromada, de estilo gótico arcaico.
GALERÍA FOTOGRÁFICA.
Mapa:
Categorías:Altimetrías, Andalucía, Córdoba, Puertos de Montaña
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