Altimetrías

Alto de Navalperal por Segura de la Sierra, asalto a la fortaleza.

Cabeza de partido, Segura de la Sierra debe en buena medida su importancia actual a un pasado memorable: esencialmente a una época de castillos, de guerras, de espadas, pero también de poetas. Su fortaleza corona el caserío descollando en el cerro en que se asienta y se muestra hasta bien lejos en el valle, sin dejar indiferente a nadie, como si nos retara desde allí abajo a conquistarla. Así pues, dispuestos a tomar el castillo, nos vamos a adentrar por las sierras que rodean esta bellísima localidad serrana para demostrar con agrado que deporte, historia y cultura no se encuentran reñidos entre sí.

Alto de Navalperal por Segura de la Sierra, asalto a la fortaleza:

Estado del firme:***

Dureza:**

Volumen de tráfico:**

Si acudimos a recorrer la Sierra de Segura, Segura de la Sierra debe ser obligada visita aunque transitemos, como en esta ocasión, simplemente de paso. Y es que el pueblo que da nombre a tan vastas sierras, esconde entre sus muros los vestigios de un pasado que es historia trascendental de nuestro país, sobre todo en un período como la Edad Media y uno de sus episodios cruciales como es el de la Reconquista. Y, por si no terminamos de decidirnos, hay que apuntar, además, que la villa de Segura de la Sierra está declarada Conjunto Histórico-Artístico desde 1972 y Paisaje Pintoresco… ahí es nada.

Entrada a Segura de la Sierra con el Yelmo como telón de fondo.

Pero lo que para nosotros, los “locos de las cumbres”, lo hace aún más interesante, si cabe, son las montañas que rodean la villa y las carreteras que las atraviesan, como la que asciende hasta Segura y que continúa adentrándose por su sierra.

De una considerable longitud, este alto de Navalperal (como lo hemos denominado) podemos dividirlo en dos partes bien diferenciadas: de un lado, unos primeros 7,5 km. de subida continua entre el 4 y el 7% hasta Segura de la Sierra; de otro lado, un tramo largo, irregular, con constantes repechos y descansos hasta coronar a 1.362 m. de altitud.

Comenzamos el asedio a la ciudadela segureña en el río Trujala para, al punto, atravesar la pequeña aldea homónima. Buen piso, rampas suaves y olivar serán las principales características del inicio del puerto al pie del Yelmo.

Atravesamos el arroyo Trujala para comenzar la subida a Segura

Avanzando unos kilómetros empezaremos a percibir más cerca nuestro objetivo: el castillo de Segura se enseñorea desde lo alto del cerro en que se asienta el pueblo. Las pedaladas tornan más pausadas a medida en que nos aproximamos y es que las rampas se empinan hasta situarse próximas a una media del 7%.

El constante curveo nos permite ir cambiando de perspectiva de manera que el Yelmo, a cuyos pies comenzábamos el ascenso, queda ya frente a nosotros. Tras varios giros afrontaremos el asalto definitivo al fortín. Pasamos bajo el lienzo de sus centenarias murallas e incluso atravesamos una de sus puertas, tras la cual, el más ilustre de los hijos de Segura nos lee, silencioso, las Coplas a la Muerte de su Padre.

A los pies de la muralla de Segura de la Sierra comenzamos a paladear el regusto medieval de su plaza.

Atravesamos el pueblo esbozando una enorme sonrisa al ver la iglesia parroquial, consagrada a Nuestra Señora… del Collado: todo encaja en nuestro universo ciclista. La iglesia, podría tener origen románico, algo poco habitual en tierras andaluzas, aunque es difícil conjeturarlo, ya que los franceses la incendiaron en 1810 y, después de su reconstrucción en 1815, volvió a ser incendiada durante la Guerra Civil. En ella se guarda una pequeña talla en alabastro de la Virgen de la Peña, que se fecha en el s. XIV.

La iglesia de Nuestra Señora del Collado, presumible vestigio del Románico, toda una rareza en Andalucía.

Más arriba, dejamos a la derecha el desvío hasta lo más alto del castillo, Monumento Nacional desde 1965 y cuya construcción actual se suele fechar entre los ss. XIII y XIV cuando la ciudad estaba bajo la encomienda de los caballeros de la Orden de Santiago.

A partir de este punto comienza la segunda parte del puerto. Más irregular, el ascenso nos permite recuperar fuerzas en cada corto descansillo, si bien la carretera, muy revirada, nos obligará a mantenernos alerta. Al pasar un collado cambiamos de ladera, sigue un leve descenso y la vegetación, formada por un extenso pinar básicamente, nos propicia densa sombra.

La cumbre del Yelmo nos acompañará durante toda la subida.

Llegamos al cruce que nos conduce hacia Orcera a través del descenso del puerto de Rolamiel, pero en vez de pedalear hacia esa localidad, optamos por seguir de frente. Hasta la cima la carretera sigue ya por una zona elevada en la que la vegetación deja entrever los riscos más altos de las montañas que nos circundan.

Alcanzamos otro cruce, el que nos lleva a Siles a nuestra izquierda, pero hacia nuestra derecha la carretera aún sigue subiendo. Al poco de pasar junto a una fuente seca coronamos con la grata sensación de habernos internado en pleno corazón de la sierra segureña.

GALERÍA FOTOGRÁFICA

Mapa:

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