Estado del firme:****
Dureza:**
Volumen de tráfico: *
Consejos y sugerencias: es recomendable acompañarlo de cualquiera de las subidas del valle con las que comparte inicio (La Farrapona y Valle del Lago). Incluso camino de Teverga encontramos el temible puerto de San Lorenzo. La zona es una mina, pero debemos medir bien nuestras fuerzas.
Desde las altas cumbres de Somiedo, donde se encrespa blanquecina la caliza, hasta lo más profundo de sus valles, allá donde el Somiedo y el Pigüeña mezclan sus aguas junto a Aguasmestas, se abre inmenso uno de los más variados y bellos parajes del Principado de Asturias, el Valle de Somiedo. Aquí el hombre, desde milenios, ha sabido ir adaptándose a la severidad del medio, así como modelándolo, a su vez, a sus necesidades. Las brañas jalonan el verdegal de los prados que maquilla las laderas de los montes, salpicados del azul de los lagos en la cabecera del río del Valle y del Saliencia. Los hermosos teitos de las cabanas son, quizá, la imagen más representativa de la Asturias rural a la par que el tintinear de los cencerros el más característico de sus sonidos.

Sin embargo, esta adaptación humana también supuso una regresión en la fauna autóctona que se ha venido resintiendo década tras década hasta que en épocas más modernas, merced a la protección de los espacios naturales, se ha podido ir recuperando y poniendo en valor. El lobo y, sobre todo, el oso pardo son emblemas de Somiedo y su Parque Natural. También ello ha contribuido a la expansión del turismo rural y, de su mano, a la del cicloturismo, que encuentra en la paz y sosiego de las montañas astures uno de sus paraísos más cercanos y en Somiedo, concretamente, un punto de visita obligado.
En esta nuestra inmersión por el valle vamos a partir de La Riera, desde donde remontaremos el valle del río Somiedo. En dos ocasiones estaremos tentados de desviarnos por afluentes de su cabecera: primero por el Saliencia, camino de La Farrapona, ascenso larguísimo y bien conocido por haber albergado la meta de la Vuelta Ciclista a España en varias ocasiones; algo más arriba por el río del Lago, camino de Valle de Lago desde La Pola, una subida más corta, sí, pero de rampa más potente. Pero en esta ocasión nuestro pedalear nos llevará a remontar el propio río Somiedo hasta El Puerto, población cuyo nombre no puede ser casual, pues allí mismo prácticamente coronamos el puerto de Somiedo, paso montañoso milenario, pero actualmente eclipsado por la reciente fama de la mencionada Farrapona.
Pero vamos a meternos en harina. Es allí donde mismo concluye –o empieza, según se mire- el puerto de San Lorenzo el lugar en que daremos comienzo a este puerto de Somiedo, junto al puente nuevo (un poco más adelante veremos el antiguo, vestigio de la vieja carretera y que, al decir de los lugareños, sería de factura romana, dato muy en entredicho).
Al dejar atrás el cruce, una vez pasada la Central Hidroeléctrica de La Riera, nos vamos a adentrar en la garganta excavada por el río Somiedo en dirección a la capital del Concejo, Pola de Somiedo. Estos primeros kilómetros remontarán su curso por una estrecha angostura en la que la carretera apenas sí presentará algún sobresalto en forma de rampa. En cambio, un agradable curveo nos mantendrá distraídos en lo que no es más que un largo calentamiento… tan largo que lo mismo acabamos sobrecalentando el motor.
Dejamos atrás varios cruces hacia brañas o aldeas e incluso pasamos pegados a una de ellas, Castro, momento a partir del cual la pendiente asciende ligeramente y torna nuestro pedalear más pausado.

A través de una frondosísima vegetación que por momentos llega a cubrirnos, alcanzamos también el primero de los tres túneles que habremos de atravesar, túneles que, por cierto, no cuentan con iluminación. En otras ocasiones la carretera se engasta en la roca horadándola y dejando la sensación de que la montaña pende sobre nuestras cabezas. Verdaderamente imponente nos ha parecido este tramo angosto que remonta el río Somiedo.
Tras el segundo de los túneles alcanzamos el cruce que nos lleva hasta Saliencia, la del Alto de La Farrapona, que obviaremos a nuestra izquierda. Desde este cruce seguimos camino de La Pola por el falso llano que sigue remontando el río.

Al instante, a nuestra izquierda observamos la central hidroeléctrica de La Malva, precioso ejemplo de la arquitectura industrial de principios del pasado siglo, justo poco antes de que se abra el desfiladero que nos jalona y las laderas de roca tornen verde prado a ambos márgenes de la carretera. Ya ni queda lejos La Pola hay ni fuertes rampas que la precedan.
La variada oferta hostelera de la población invita a hacer una pausa para degustar algunos de los manjares tradicionales de la comarca, tarea para la que empeñaremos mejor el regreso, ya que no albergamos garantías de que, tras regar con sidra un buen pote de berzas y su compango, tengamos capacidad para doblegar cuesta alguna.
Será precisamente a partir de La Pola cuando el puerto abandone el falso llano que remonta junto al río Somiedo desde La Riera para ubicarse entre el seis y el siete por cien durante once kilómetros.
Afrontamos un tramo rectilíneo por un valle más abierto y algunos riscos que encumbran el paisaje. Buscamos con anhelo la cabecera del río, que desciende a nuestra izquierda cortejado por una hilera de árboles, cuando ganamos Caunedo, en una nueva zona algo más encajonada. Sin embargo, al pasar las últimas casonas, se amplía un horizonte al que sólo las altas cumbres de Somiedo sirven como telón de fondo. Casi sin percibirlo atravesamos el río y afrontamos un par de herraduras que nos van a dar perspectiva sobre esta zona elevada del puerto, sobre todo cuando la vegetación se aparta del borde de la carretera.
Sin embargo, el momento culminante del ascenso va a llegar varios kilómetros más adelante, cuando la carretera vuelve a retorcerse (las curvas son amplias, pero se suceden sin apenas solución de continuidad) y nos ofrecen una magnífica visión de La Peral, una antigua braña que aún conserva un buen puñado de teitos.
Tras una última herradura a izquierdas enfilamos el collado y, según alcanzamos el alto, suaviza la pendiente que acaba coronando en falso llano a casi 1500 m. de altitud en las inmediaciones de El Puerto, parroquia que se ubica justo al poco de coronar, cercana a las fuentes del río Somiedo al pie de la Sierra del Robezo.

GALERÍA FOTOGRÁFICA.











































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